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sábado, 17 de noviembre de 2012

Cuento de Sandra (2º premio historias de Halloween)


Buenas noches a todos. Como os comenté en la entrada anterior, vamos a colgar la historia de Sandra, que ganó el segundo premio. Espero que la disfrutéis.

SANDRA PÉREZ SERRANO

 con su historia EL DÍA DIFERENTE
 
 
Justo ese día me levanté temprano para ir a despertar a mis primos: Ariadna, que tiene once años y Marco y Ana, que son mellizos de siete años.
 
Ese día era el día de TODOS LOS SANTOS o como nos gusta llamar en inglés HALLOWEEN. Aunque HALLOWEEN no es una tradición española, hay gente que lo hace. Almorzamos juntos y más tarde fuimos al mercado.
 
Había un montón de puestos adornados con calabazas. De todos los puestos que había compramos membrillo, granadas, nueces y frutas del otoño. Pero había tantos puestos que no veíamos el de las castañas. De repente, mi prima Ariadna dijo:
 
- ¡Eh, mirad, ahí está el puesto de castañas!
 
Había una cola impresionante. Mis primos Ana y Marco corrieron y se pusieron al principio de la fila y yo les dije:
 
- ¡Esperad, hay que ponerse al final de la fila!
 
- ¿Por qué? - me preguntaron.
 
- Porque no podemos colarnos. - le respondí yo.
 
Cuando llegamos a principio de la fila, la mujer que vendía castañas nos dió las castañas muy amablemente.
 
Cenamos, nos disfrazamos e hicimos lo que más nos gusta: llamar a las puertas y decir TRUCO O TRATO. Pero el misterio de ese día es que cuando llegamos a una casa muy vieja para decir TRUCO O TRATO y la puerta se abrió sola.
 
- ¡Es una casa encantada! - exclamamos yo y mi prima Ariadna.
 
Mis primos pequeños pegaron un grito, asustados.
 
- ¡Tranquilos! No pasa nada. - contestó Ariadna.
 
La casa estaba llena de telarañas, esqueletos, una careta de bruja, murciélagos, un cuadro roto de una familia y se escuchaban gritos. A los cuatro nos entró mucho miedo y mis primos pequeños empezaron a llorar. Intentamos calmarnos pero no podíamos. Ariadna y yo volvimos a gritar:
 
- ¡TRUCO O TRATO!
 
Y salieron fantasmas. Los fantasmas se quitaron las capas y ¡eran nuestros padres que soltaron un montón de caramelos! Todos empezamos a reírnos y mis primos pequeños se quedaron boquiabiertos. Y colorín colorado, los fantasmas se han esfumado.
 
 
 
 

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